La presentación es una recopilación de fotografías de
momentos de la vida diaria, momentos tiernos, momentos únicos…
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miércoles, 30 de septiembre de 2015
lunes, 28 de septiembre de 2015
Vivir 2 veces
Desde hace un tiempo, me lo
cuestiono todo. Desde lo mínimo a lo máximo.
Reviso mis creencias, mis ideas, mis
enfoques… Lo hago por si son caducos. Por si ya no son míos o están agotados. Por si pertenecen a un
yo que ya no existe o ha cambiado. Los pongo a prueba por si ya no me son válidos o si, sin saberlo, me coartan,
me enjaulan o me hacen daño. Me cuestiono más lo que sé porque me lo dijeron un día hace mil años, que lo que creo saber porque lo
intuyo. Me cuestiono más lo que me dicen que lo que veo hacer y comparto… Todo aquello que daba por hecho
porque desde el principio de mis tiempos fue así y no veía otras opciones. Lo que más dogma es para mí y menos fisuras parece tener, aún lo pongo más a prueba. Como si me construyera un nuevo
mapa. Sin renegar de nada ni de nadie, sin cambiar de camisa, tan sólo observando la realidad, la mía claro, desde un prisma distinto y
menos cansado y reducido. No es una pugna entre lo nuevo y lo viejo… Es una mirada con ojos ilusos y sin
prejuicios. Una conversación entre aquel yo pequeño que fue, un poco crédulo y miedoso, y el que ha crecido
y ha ido quitándose capas de piel y estigmas. Un test para saber qué es lo que aún me creo y lo que debo revisar… No los valores, claro, algunas
esencias que tal vez tienen más perfume que cuerpo más color que substancia… He pensado que, al final, lo que
pese más en mí porque tenga solera, seguro que permanece… Lo que me define, lo que me hace
seguir y buscar alternativas, se quedará conmigo.
Pocas cosas se salvan en mi vida de
pasar por este nuevo tamiz. Quizá sólo mis amores, que por más que no pasaran la prueba serían perdonados de forma automática. Al fin y al cabo, hay un montón de convenciones sociales que se
inventaron en una época en la que nadie sabía lo que era el ordenador y la vida
se guiaba por la evolución de las cosechas, que el paso del tiempo ha revisado y
olvidado.
No es malo volver a las raíces y en algunos momentos mirar el
cielo para saber si va a llover. Sobre todo, porque hemos perdido esa ciencia
de mirarnos a los ojos e intuir qué sentimos y lo que nos duele. Sin
embargo, a menudo, nos afanamos por ceder y cumplir
ante una sociedad a la que le han caducado algunos de los principios.
Y un día, te levantas y les dices a los
tuyos… “Quiero cambiar de vida. Voy a arriesgarme…” y esas personas a las que conoces, muchas de ellas
con carreras universitarias y algunos máster en cosas que suenan muy bien en
inglés, te sacan del baúl de los recuerdos una retahíla de plagas bíblicas para que no cometas el error
de salir de tu cáscara de huevo.
Les cuentas que hay riesgo, pero que
lo has calculado. Que nada en la vida es al fin y al cabo estable ni eterno y
que esas dos palabras ha llegado un momento que te suenan tan rutinarias y
faltas de emoción que no puedes soportarlas. Que estás cambiando y tu forma de ver la
vida ha evolucionado, que necesitas materializar ese cambio que hay en ti para
que lo que te rodea esté acorde a ese nuevo yo. Que sueñas con hacer muchas cosas y deseas
intentar cumplirlas. Que tienes miedo, pero que la ilusión lo supera en mucho…
No quieres esperar más para ser feliz. Tu momento es
ahora. Les hablas con los ojos henchidos en un brillo especial, con un
entusiasmo feroz y casi infantil y ellos te miran con cara de pánico. Esperan que tu locura cese y
vuelvas a ser tú… “Es que éste ya no soy yo-dices-me he ido
apagando y necesito probarme, asumir retos y subir un escalón en mi propia evolución”.
Entonces te das cuenta de que tienen
tanto miedo como tú… A descubrir que sus vidas son insulsas. A asumir que, en realidad, ellos también hace tiempo que no son ellos
mismos. A darse cuenta de que tal vez tu locura sea contagiosa y, si te sale
bien, ellos sientan que deberían hacer algo que no hacen y la
conciencia les llame a la puerta cada día de esas vidas rematadamente
aburridas que tienen…
Por eso, se sacan de la chistera
todos los refranes que conocen… Te dicen que “más vale malo conocido, que bueno por
conocer” y ¡no es cierto! No siempre, tal vez lo que venga sea
maravilloso… Quién se inventó ese refrán tenía mucho miedo y modorra… La pereza se le comía las ganas… ¿Y si lo que puede suceder es algo
grande?
Insiste en que “más vale prevenir que curar”, seguro, aunque no se puede
prevenir todo porque a veces es necesario perder en control un poco y ser
sorprendido por la vida y las circunstancias… Si no dejamos margen, no habrá magia.
Te recuerdan que “lo bueno, si es breve, es dos veces
bueno” y a mí me parece una barbaridad inventada por alguien que tenía terror a la felicidad y vivía siempre con los guantes puestos
para no ensuciarse… Porque no quiero quedarme con las ganas, ni pasarme la vida
pensando qué podría haber pasado. La brevedad no significa siempre intensidad…
Lo que me recuerda que siempre he
pensado que el hábito sí que hace al monje . No es lo único, no somos sólo apariencia, cuenta lo que hay
dentro, pero yo siempre he creído que forma y fondo deben ser uno y
que lo que nos cambia por fuera influye y nuestro interior y al revés… Siéntete grande y crecerás. Cuando nombras lo que sueñas, el sueño está más cerca de hacerse realidad… Si te pones el traje de héroe y actúas cómo si lo fueras… ¿No lo eres ya un poco? Alguien me
dijo un día que debes actuar ya cómo lo harías si ya fueses lo que quieres
llegar a ser… Como sonreír sin ganas para mejorar el estado
de ánimo o estar en la estación por si pasa el tren… El hábito hace al monje, porque viste como un monje y se
siente así. Si te sientes cambiado, si tienes ganas de completar ese
cambio, lo que te rodea, en la medida de lo que puedas, tiene que reflejar ese
cambio.
Y por, cierto, cuando madrugas,
amanece más temprano… Al menos para ti, porque el tiempo
te cunde y puedes hacer muchas cosas más… ¿Importa que el resto del mundo
duerma y debas esperar para que ciertos lugares abran puertas? Todo tiene su
tiempo y hay cosas por las que esperar y otras que puedes adelantar…
Te dicen que hay que conformarse, que en el
momento actual, los riesgos se pagan carísimos. Que tienes que controlar lo
que haces porque “tanto va el cántaro a la fuente que al final se
rompe…” Y yo pienso… A veces se rompe en casa de desuso,
roñoso y lleno de polvo. ¿Dónde queda la pasión en un mundo que no arriesga para
no perder? ¿dónde queda la emoción si todo está calculado? ¿Una vida sin la satisfacción de hacer lo que te llena y te hace
sentir útil no es también un gran riesgo de infelicidad?
Te dicen que te equivocas, pero ¿qué seríamos sin errores? Hay tantos grandes
momentos en la vida que llegan después de cometer errores enormes, después de fastidiarla hasta el fondo y
hacer un gran ridículo, que en realidad no es tal, y que nos lleva a saber más de nosotros mismos.
A veces, sin saberlo, estamos
enjaulados. Somos nosotros mismos quiénes entramos en la jaula por nuestra propia voluntad y nos exigimos
seguir unas directrices que nos atan y mutilan mentalmente. Lo hacemos sin
recapacitar, sin tener en cuenta lo que deseamos y soñamos, sin darnos tregua. Obedecemos a unas
normas que ni siquiera nos hemos planteado si son o no válidas y si nos hacen mejores. Nos
sujetamos a una amargura que nos lacera por dentro y luego corremos a buscar
alguna pastilla que nos sirva para paliar los efectos de estar encerrados en
una vida que no es nuestra… Porque nos creemos incapaces de
soportarla… Suplicamos llenar un vacío que nosotros mismos alimentamos
por temor a dar un paso y fallar, por miedo a dar la nota o mostrar nuestras
diferencias. Y la mitad de esas normas que nos aferran a lo que no nos hace
felices son condicionamientos mentales que no hemos revisado, pero que tenemos
asumidos desde que éramos niños como dogmas.
No podremos cumplir con los tópicos, ni con lo que los demás esperan de nosotros… Ni siquiera con los refranes porque
tal vez muchos de ellos no nos definen ni nos sirven. No podemos vivir según unas normas que no creemos.
Tenemos que revisarlas y decidir cuáles responden a nuestra forma de ver
la vida. Tenemos que inventar los nuestros
propios y descubrir qué nos ayuda, motiva y funciona. Tenemos que reescribir
nuestro guión.
Yo ya he empezado… “Quién sueña, vive dos veces…”
Merce Roura
viernes, 25 de septiembre de 2015
Buenos Aires
Fundada a orillas del Río de la Plata en el año 1536, con el nombre Ciudad del Espíritu Santo y Puerto de Santa María del Buen Ayre, la preciosa ciudad de Buenos Aires (o Capital Federal o Baires, como también se la llama) es sin lugar a dudas una de las ciudades mas vibrantes, cosmopolitas y bonitas de Latinoamérica. Un pequeño homenaje a mis amigos argentinos...
martes, 22 de septiembre de 2015
Gotas de sabiduría 24
Una nueva entrega de tarjetas que realizo manipulando
fotografías con photoshop con pensamientos propios y ajenos que lo que pretenden
es dar otra óptica para sentirnos bien con nosotros mismos.
domingo, 20 de septiembre de 2015
Momentos
La presentación trae una serie de hermosas fotografías,
muchas de las cuales han ganado premios y otras que simplemente me gustaron,
donde la cámara capta un momento especial. Espero les guste la selección de
fotos.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Los majestuosos acantilados blancos de Dover
Uno de los lugares naturales más espectaculares de
Inglaterra son los acantilados blancos de Dover. Formando parte de la costa
inglesa mirando hacia Europa continental, la línea blanca de los acantilados
jugó un papel importante en la vigilancia de Gran Bretaña a través de los
siglos, y por lo tanto se convirtió en un símbolo de esperanza y libertad para
el país.
Llegando a 350 metros de altura, la pared de los
acantilados está compuesto principalmente de tiza suave, de grano fino, junto
con cocolitos (partes esqueléticas de plancton hechos de carbonato de
calcio) y pedernal negro. Formado en la edad de hielo por el estrecho de Dover,
los acantilados desaparecen año tras año, con una tasa promedio anual de 1
centímetro. Sin embargo, en algunos casos, las secciones más grandes pueden
caer, como es el caso en 2012, cuando una enorme área de la cara de la roca se
derrumbó bajo condiciones de congelación. Debido al incidente, los turistas ya
no se les permite aventurarse cerca de los bordes de los acantilados. Sin
embargo, los visitantes todavía pueden disfrutar de impresionantes vistas del
canal de Inglés y la costa francesa en distancias más seguras.
martes, 15 de septiembre de 2015
Paisajes espectaculares de la Isla del Sur, Nueva Zelanda
La Isla del Sur es la mayor de las dos principales islas de Nueva Zelanda y
tiene paisajes naturales deslumbrantes, veamos algunos de ellos:
vParque Nacional Westland
jueves, 10 de septiembre de 2015
El arte de quererse
Todos buscamos que nos quieran. Que
nos admiren. Todos queremos destacar en algo. Brillar y demostrar al mundo que
podemos hacer cosas buenas para mejorarlo. Eso está bien, nos hace superarnos
si somos capaces al mismo tiempo de apreciar lo que tenemos y vivir
intensamente cada pequeño logro. A veces, algunos de nosotros, usamos esta
maniobra para superar nuestra baja autoestima. Querernos a nosotros mismos es
una asignatura que tenemos que ir trabajando durante toda nuestra existencia.
Es tal vez una de las moralejas más difíciles que debemos descubrir y aprender.
Encontrar el punto justo y hacerlo de forma “sana” no es fácil. Nos engañamos
mucho a nosotros mismos para superar situaciones que creemos que no podemos
soportar. Vemos lo que queremos ver y sentimos sin analizar nuestras emociones
y aprender de ellas. A veces nos dejamos llevar por la ira y otras nos
escondemos en un caparazón fabricado con falsa indiferencia y miedo. Buscamos
querernos sin casi conocernos, sin hacer el esfuerzo de hurgar en nosotros
mismos e ir más allá de cuatro tópicos que hemos adoptado para mostrarnos al
mundo. Esperamos a ser otros para querernos en lugar de amarnos tal como somos
y desear ser nuestra mejor versión…
Algunas personas se pasan la vida
intentando dejar claro a los demás que son dioses. Su ego roza la impertinencia
y la vergüenza ajena. Son el centro de su universo y esperan que los demás
orbitemos a su alrededor como si también fueran el centro del nuestro. Esperan
admiración ciega, adulación sin límite, vasallaje… Toda situación que tiene
lugar a su alrededor tiene que ser enfocada desde su punto de vista. Lo
protagonizan todo, incluso las situaciones ajenas. Cuando te acercas, si creen
que eres inferior a ellos, te tratan despóticamente. Si piensan que puedes
competir con ellos, aunque no lo reconozcan por miedo, usan la condescendencia
y te pisan porque temen tu brillo. Se convierten a veces en una caricatura de
ellos mismos, en un esperpento…
Aunque hay otras que hacen algo que
yo, humildemente, creo que es más humillante. Aspirar a buscar reconocimiento o
cariño no desde la admiración sino desde la pena. Los primeros al menos tienen
claro que deben ser amados por algo positivo, aunque tengan que hinchar su ego…
Los segundos aspiran a la lástima y el llanto. Confunden el amor y la amistad
con la compasión…
Todos hemos caído en ello alguna
vez, es una tentación cómoda y fácil. El problema es cuando se hace crónico.
Para algunas personas sufrir es como un deporte. Se retroalimentan de
desgracia. Se focalizan en ella y la hacen crecer. Se entrenan cada día para
batir sus propias marcas en melodrama. Se esfuerzan por superarse en
penalidades y contratiempos con los que competir con otros y arrasar. Les
duele, pero la adrenalina que les llega a la venas pensando en lo trágica que
es su vida, cómo van a disfrutar contándolo y la piedad que van a suscitar, les
compensa. Para esas personas, el sufrimiento parece una droga. Ser víctimas les
hace sentir protagonistas. Adquieren, o eso imaginan, un protagonismo que nunca
obtendrían destacando por algo. Compiten en fatalidades y es imposible
discutirles que tal vez haya otras personas que estén peor. Se ofenden, se
retuercen y revuelven sobre ellos mismos porque no soportan que les arrebates
lo único que creen que tienen, su dolor, su desgracia… A menudo buscan pelea.
Quieren que les digas lo horribles que son sus vidas porque de ese modo tienen
más argumentos para dar lástima, para mostrar al mundo lo cruel que es con
ellos. Si intentas ayudarles, arañan. Te odian porque quieres mejorar su
situación y llevarte lo única cosa por la que destacan o creen que pueden
destacar.
Y luego hay personas que por falta
de autoestima se pasan la vida pensando que sobran. Que molestan. Que no
sirven. Van encogidos y con una sensación grande de frío en el pecho. Cuando
ven a dos que susurran, creen que lo que se cuentan al oído es algo contra
ellos. Cuando ven a dos que ríen, creen es de ellos porque habrán hecho el
ridículo… Estas personas, sencillamente, esperan no destacar. Quieren pasar
desapercibidas y confundirse con el paisaje. Que no les vean ni pregunten. No
quieren exponerse, ni ser objeto de comentarios. No quieren brillar, ni
seducir, ni conectar… Quieren huir y evadirse del mundo porque no esperan de él
nada bueno ya que creen que no están a la altura.
Al final, todos queremos que nos
quieran y pedimos a gritos que nos reconozcan. Los primeros, nosotros mismos.
Todos suplicamos cariño y diseñamos una estrategia para conseguirlo. Aunque sea
intentando comprar admiración, mendigando compasión o buscando un escondite
donde nadie pueda vernos ni mostrarnos cómo somos, para aspirar a no molestar.
Encontrar ese punto justo entre
amarnos, aspirar a más y respetar a los demás es complicado, a menudo. Pensar
que mañana podemos llegar a ser mejores que hoy sin dejar de mirar lo bueno que
tenemos… Mostrarnos tal como somos y pasar de risas y comentarios…. Darle la
vuelta a las situaciones y lograr que los obstáculos sean nuestros puntos de
apoyo para seguir… Quererse es al final un arte que hace falta practicar a
diario… Un trabajo duro, aunque seguramente el más necesario e imprescindible
de nuestra vida.
Escrito por Merce Roura
lunes, 7 de septiembre de 2015
15 Faros del mundo
El nombre de faro podría venir de
varias teorías:
vDe la palabra griega φαρος que significa “luz” o “brillo”.
vDe la divulgación del nombre por la
isla de “Pharos” en Alejandría, donde se erigió el faro más representativo de todos los
tiempos.
vDe la palabra helénica “Pharah” nombre egipcio del Sol.
Faro Castle-Hill, Newport, Estados Unidos
Faro de Kiz Kulesi, Estambul,
Turquía
Faro en la bahía de Sturgeon, Wisconsin, Estados Unidos
Faro de Lindau, Alemania
Faro en Lancashire, Inglaterra
Faro Tiverton, Nova Scotia, Canadá
Faro en Maine, Estados Unidos
Faro Kermorvan, Bretaña, Francia
Faro Newhaven-Breakwater, East-Sussex, Inglaterra
Faro Old-Scituate,Massachusetts, Estados Unidos
Faro principal de Fanad, Irlanda
Faro San Esteban De Pravia, España
Faro St.-Joseph-North, Michigan, Estados Unidos
Faro de Point Betsie, Michigan,
Estados Unidos
Faro da Roca, Portugal