Cuenta la leyenda que el pozo que se encuentra cerca de una capilla del siglo 15, fue excavado por tres presos turcos a quienes Juan Hunyadi prometió su libertad si alcanzaban el agua. Los prisioneros excavaron en la roca durante 15 años y a 28 metros de profundidad la encontraron. Mientras tanto, Juan Hunyadi había muerto y su esposa decidió no respetar la palabra de su marido, optando en su lugar por matar a los tres presos. Como un último deseo los tres turcos pidieron permiso para escribir en un trozo de piedra en el pozo una inscripción que dice: “es posible que tenga agua, pero no tiene alma”.
Sin embargo, especialistas han traducido la inscripción de mediados del siglo XV (actualmente en exhibición en uno de los contrafuertes de la capilla) como “el que cavó aquí es Hassan, quien vive como esclavo de los giaours, en la fortaleza cerca de la Iglesia”.