Páginas

viernes, 31 de mayo de 2013

Echando raices


La cascada petrificada de” Hierve el Agua” en Oaxaca México


Se trata de dos impresionantes cascadas petrificadas (carbonato de calcio) formadas, desde hace miles de años, por el escurrimiento de agua carbonatada. Desde los manantiales, el agua desciende por agrestes cantiles de más de 50 metros de altura.



Hierve el Agua ha sido reconocido como un probable lugar sagrado de los antiguos zapotecos, que fue situado aquí debido, quizás, a sus grandes contrastes naturales, pues está en el corazón de una abrupta sierra que durante el estiaje se caracteriza por su extrema aridez.



El área de manantial que da origen a ésta, fue aprovechada para crear una gran alberca que actualmente se ha convertido en balneario natural, de agua regularmente templada.



jueves, 30 de mayo de 2013

Edificio Chrysler, un ícono del Art Decó en Nueva York


Finalizado en 1930, el edificio Chrysler es un símbolo distintivo de la ciudad de Nueva York, que mide 319 metros y está situado en el lado este de Manhattan en la intersección de la calle 42 y la Avenida Lexington 


 El edificio Chrysler fue diseñado por William van Alen para el contratista William H. Reynolds y posteriormente vendido a Walter P. Chrysler como sede central para su compañía. su ornamentación hace de él un clásico del Art Decó.


 Lo más sorprendente son los siete pisos que forman la cúpula, de arcos escalonados con ventanas triangulares abuhardilladas y enmarcadas en acero brillante al níquel-cromo. Incluso tal como está hoy en Manhattan rodeado de edificios altos, llama la atención.  La proeza más sorprendente de la construcción de Van Alen es su aguja de 27 toneladas situada a 319 metros de altura, más que la torre Eiffel. La aguja, montada en secreto en el interior, fue levantada a través de una abertura en la parte superior, lo que fue todo un espectáculo para los curiosos.





Las gárgolas en forma de águila de las esquinas de los escalones en el piso 59 y los tapones de radiador alados del nivel 31, dan al edificio un perfil impresionante, aunque ninguno de ellos sea más que un detalle comparado con su cúpula.
















Balneario “ Las Cañas” – Río Negro


A la vera del río Uruguay, a ocho kilómetros al sur de Fray Bentos se encuentra  el balneario Las Cañas, un paraje natural, ubicado entre puntas barrancosas y el tupido monte nativo.









martes, 28 de mayo de 2013

Los Montes del Queguay

Queguay en guaraní,significa “sitio donde confluyen los ensueños”, ya nos habla de la belleza única de los Montes del Queguay, un paraíso histórico y ecológico que desde 2010 integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Es una zona de bosques, esteros, bañados y lagunas que ocupan 41 mil hectáreas (4 mil protegidas) en el departamento de Paysandú, a 38 kilómetros de la ciudad de Guichón y a 70 de la capital departamental. Tan fascinantes como los tesoros históricos de la zona son sus riquezas ecológicas. Se trata del mayor ecosistema de  bosques fluviales existente en Uruguay. En los bosques ribereños del río Queguay Grande hay un extenso sendero interpretativo con más de 40 especies de aves autóctonas (muchas en peligro de extinción) y 23 de árboles, entre ellos el quebracho, el tala, la coronilla, el ceibo y el viraró.



En Montes del Queguay se emplaza en el histórico “Rincón de los Pérez”, donde confluyen los arroyos Queguay Grande y Queguay Chico, además de varios afluentes (Buricayupí, Guayabos, Sauce del Queguay, Capilla Vieja, Juncal). En esta antigua estancia de la familia Pérez, quedan vestigios de la producción agrícola a fines del siglo XIX. En el Rincón de Pérez está la Cueva del Tigre, famosa por acoger la mayor colonia de murciélagos en el país.



La calzada Andrés Pérez, de 1893, es una de las construcciones más valiosas del lugar

Estos bosques tienen un especial valor histórico ya que fue uno de los últimos hogares de las comunidades charrúas, antes de la oscura Masacre de Salsipuedes, ocurrida cerca de allí. Son frecuentes los hallazgos de objetos pertenecientes a las familias indígenas, además de la presencia de círculos piedras asociados a la cultura charrúa.








En esta zona también se encuentra la antigua tapera de Melchora Cuenca, la esposa paraguaya de José Artigas, quien lo acompañó durante el gobierno de la Provincia Oriental en Purificación. Detrás de la vivienda pasa la mítica senda por la que se cree llegaron los indígenas de otras partes de América, conocida como “Camino de los Indios”. Otro de los legados históricos de los Montes del Queguay es la Estancia El Ancla, fundada en 1857 por Manuel Custodio Silveira (conocido como “Don Maneco”). Aquí funciona un museo donde se exhiben utensilios indígenas hallados en la zona.

La antigua tapera de Melchora Cuenca




lunes, 27 de mayo de 2013

Itsukushima, la isla santuario en la que conviven hombres y dioses


Itsukushima es una isla que se encuentra en el Mar Interior de Seto a 10 minutos en ferry desde Hiroshima. La isla es una de las "Tres Vistas de Japón" del filósofo japonés Hayashi Razan (algo así como la versión japonesa de las siete maravillas del mundo antiguo) y no en vano ofrece algunas de las estampas más bellas de todo el país.




Conocida popularmente como Miyajima, la isla santuario, debe su nombre al famoso santuario sintoísta de Itsukushima y al enorme Torii flotante de 16 metros de altura hasta el que se puede llegar caminando con la marea baja. El Torii servía originalmente como un instrumento de purificación antes de llegar al santuario mediante una pequeña barca, y estaba terminantemente prohibido ni tan siquiera pisar la isla (de ahí que el templo esté construido sobre pilares en el mar).



 Se tiene constancia de que el pico más alto de la isla, el Monte Misen (con 530 m), era adorado por los locales desde tiempos ancestrales, y a finales del siglo sexto su devoción terminó impulsando la construcción del santuario dedicado al Itsukushima no kaki (el dios de Itsukushima), ocupando un puesto entre las deidades más célebres y empezando a recibir ofrendas de la mismísima casa imperial



.
Con el paso de los siglos su popularidad tan solo iría en aumento, y en 1168 Taira no Kiyomori, el hombre más poderoso de Japón durante el final del periodo Heian, decidió financiar su reconstrucción y ampliación bajo la firme convicción de que el dios de Itsukushima era la deidad guardiana de su familia, el clan Heike, uno de los mayores clanes de samurais de la historia de Japón.