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sábado, 24 de noviembre de 2012

Belleza para vivir

Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un mendigo pidiendo limosna. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.

Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:

- “¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.

- “Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”

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