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sábado, 5 de enero de 2013

Aquellos años : Monumento del General Artigas en la Plaza Independencia


Coincidiendo con el fin de la presidencia de Baltasar Brum, el 28 de febrero de 1923 se inauguró en la Plaza Independencia el monumento en homenaje a José Artigas. Según estimaciones de la prensa de época, más de cien mil personas desfilaron ante la escultura ecuestre en una jornada en que la ciudad se vistió de fiesta. A la oratoria encomendada al Ministro de Obras Públicas y a Juan Zorrilla de San Martín le siguió un desfile militar, acompañado por la demostración de una escuadrilla de avionetas que sobrevoló la Plaza durante las celebraciones. Ya avanzada la tarde, la Banda Municipal ponía fin a este acto inaugural ejecutando la pieza de Alejandro Maino "Al patriarca aclamo".




Según manifestaciones del periódico La Tribuna Popular, de esta manera, el país pagaba ese día "una vieja deuda". El comentario refería a los más de cuarenta años transcurridos entre la aprobación de una ley destinando una suma de dinero para la erección de un monumento en homenaje a Artigas y su efectiva concreción.





En 1882, durante el gobierno de Máximo Santos, se aprobó un proyecto de ley presentado por varios representantes por el cual se preveía la realización de un monumento en homenaje a quien unánimemente pasaba a ser considerado "fundador de nuestra nacionalidad". Por su relevancia en tanto nexo entre la antigua y la nueva ciudad, la Plaza Independencia fue el lugar elegido, en esta misma instancia, para el emplazamiento de la pieza escultórica.
Sin embargo, tras la colocación de la piedra fundamental el 25 de agosto de 1884, transcurrieron casi veinte años antes de que el tema volviese a concitar el interés de los gobernantes. Durante el primer gobierno de Batlle y Ordoñez se promulgaron dos leyes que pautaron avances de importancia. Por una de ellas se estipulaba el traslado del monumento a Joaquín Suárez -ubicado en la Plaza Independencia entre 1896 y 1906- a una plazoleta ubicada en el espacio anteriormente denominado Mirador Suárez, precisamente en el área abarcada por la quinta de descanso del ex presidente y político colorado. De acuerdo a la otra ley se elevaba la suma originaria destinada a la construcción del monumento a Artigas.




Este segundo impulso de la iniciativa de construcción de un monumento estuvo precedido por la convocatoria a un concurso en el que se elegiría un modelo de escultura apropiado. Los bocetos debían atenerse a los lineamientos generales esbozados por Zorrilla de San Martín en "La Epopeya de Artigas", obra que el Estado batllista encomendara a este intelectual especialmente para la ocasión.




En 1913, los miembros de la comisión encargada de juzgar el casi medio centenar de bocetos presentados, declararon obras finalistas de este certamen a los proyectos del italiano Ángel Zanelli y del uruguayo Juan Manuel Ferrari. Finalmente se optó por el Artigas de Zanelli, resaltando con especial énfasis el carácter heroico y monumental de este esbozo iconográfico.
No obstante, a partir del año 1916, el lugar destinado al monumento fue ocupado por la fuente luminosa Los Ríos -también llamada Cordier en honor a su autor- que, recién en 1922 fue emplazada en su actual ubicación, frente al Hotel del Prado.




En 1977, durante la dictadura militar, se le agregó al monumento inaugurado en el año 1923 un mausoleo de granito en el que se custodia la urna con los restos de José G. Artigas.
Investigación y textos:
Magdalena Broquetas, Isabel Wschebor.





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