Se trata de dos impresionantes cascadas petrificadas (carbonato de calcio) formadas, desde hace miles de años, por el escurrimiento de agua carbonatada. Desde los manantiales, el agua desciende por agrestes cantiles de más de 50 metros de altura.
Hierve el Agua ha sido reconocido como un probable lugar sagrado de los antiguos zapotecos, que fue situado aquí debido, quizás, a sus grandes contrastes naturales, pues está en el corazón de una abrupta sierra que durante el estiaje se caracteriza por su extrema aridez.
El área de manantial que da origen a ésta, fue aprovechada para crear una gran alberca que actualmente se ha convertido en balneario natural, de agua regularmente templada.
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