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martes, 5 de febrero de 2013

Casa quinta Raffo: Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes


La villa palladiana que ocupa el Museo Blanes, Monumento Histórico Nacional desde 1975,  pertenece al período de auge de las quintas y villas del Miguelete en el siglo XIX. Diseñado por el ingeniero Juan Alberto Capurro, constituye, constituye un destacado exponente del eclecticismo historicista de influencia italiana. El Jardín de los Artistas que lo rodea, revela las pautas de la paisajística francesa.

Parte posterior


El ingeniero Juan Alberto Capurro, formado en el Politécnico de Turín, diseñará en 1870, para quien era entonces el propietario del predio, el Dr. Juan Bautista Raffo, una villa palladiana y el jardín se organizará de acuerdo a las pautas de la paisajística francesa.
El Jardín de los Artistas, diseñado en sus orígenes probablemente por Pedro Margat, el principal de nuestros horticultores del siglo XIX; integró valiosas especies vegetales, aún hoy en pie, conformando un pequeño parque. Diversas figuras de la sociedad montevideana habitarán la finca durante las sucesivas décadas. En 1872, es adquirida por Clara García de Zúñiga, quien gustó escandalizar a la “aldea” con su vida libertina y en 1875 nace allí su hijo Roberto de las Carreras, el célebre dandy del Novecientos. Clara vivirá allí sus últimos años, envuelta en alucinaciones y recluida en el altillo especialmente construido para albergarla. 
En 1929, la municipalidad adquiere la villa a la familia de Augusto Morales, para destinarla a museo, encargando al arquitecto Eugenio Baroffio las obras de reforma y ampliación. Baroffio mantiene y continúa el lenguaje ecléctico historicista del diseño original, dejando intacto el cuerpo frontal del edificio y construyendo dos grandes salas posteriores con un claustro porticado entre ambas.









El Fantasma de Clara
Clara García de Zúñiga la polémica dama patricia que sorprendió a la sociedad uruguaya con sus costumbres liberales y su temperamento arrebatado.

Clara  pintada por Blanes

Cansado de los continuos amoríos de Clara, su marido manda construir el altillo  y encierra ahí a su esposa.
Clara permanece encerrada en ese altillo años sin poder salir, por lo que se enajenó mentalmente, y aunque en un par de ocasiones logró escapar, fue recapturada y murió en ese mismo lugar.

Luego de convertida en Museo en la casona empezaron a suceder extraños fenómenos.

Cuadros que se caían de las paredes, mobiliario que aparecía corrido de lugar, ventanas que se abrían solas y portazos inesperados.
Y lo que más les helaba la sangre a los funcionarios del museo eran los sonidos hechos por el piano, como si alguien invisible lo estuviese tocando.

Los empleados del lugar se dieron cuenta que estos fenómenos se sucedían cada vez que cambiaban el cuadro de Clarita de lugar  (que fue pintado por el mismísimo Blanes) para las diferentes exposiciones
Se decidió dejar entonces el cuadro en el lugar original y no volverlo a tocar.Desde entonces los fenomenos extraños han desaparecido.


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