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sábado, 23 de junio de 2012

Y, entonces, la riña comenzó...



Después de jubilarme, fui hasta la Seguridad Social para poder recibir la carta de jubilación.
 La mujer que me atendió solicitó mi carnet de identidad para verificar mi edad. busqué por todos lo bolsillos y me di cuenta que lo había dejado olvidado en casa.
 La funcionaria dijo que lo lamentaba pero que tendría que ir a buscarlo a casa y volver más tarde. En esto, me dijo: "Desabotone la camisa"
 Entonces desabotoné la camisa, dejando expuestos mis cabellos crespos y plateados.
 Ella me dijo: "Este cabello plateado en su pecho es prueba suficiente para mi".
 Y procesó mi jubilación.
 Cuando llegué a casa, conté a mi mujer, entusiasmado, lo que ocurriera.
 Ella me dijo: "¡Vaya! ¿y por qué no te bajaste los pantalones?
Podrías haber conseguido una invalidez permanente también..... "

 Y, entonces, la riña comenzó...




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