Llegamos
a Santorini, la joya de las Cycladas. Es absolutamente diferente a
todas las islas Cycladas o a cualquier isla del Egeo. La isla toma su
forma actual al hundirse la caldera del enorme volcán. Tiene forma
de media luna y en su parte interior, donde antiguamente estaba el
gran volcán, existen otra serie de islas más pequeñas.
Habitada
al menos desde el 3.000 a. de C. por los fenicios, tiene su apogeo
habitada por los Dorios del 2.000 al 1.550 a. de C., año que
interrumpió su desarrollo debido a la tremenda y apocalíptica
explosión del volcán. Existe una teoría, según la cual, en
Santorini pudo encontrarse la perdida Atlántida. A los griegos al
menos así les gusta creerlo.
Al
oeste es escarpada y rocosa, destacando su gran precipicio sobre el
mar, mientras que al sur va descendiendo lentamente hasta el mar
donde están las pequeñas playas de arena oscura.
Las
casas y hoteles uno al lado del otro están como suspendidos en las
laderas y se comunican por callecitas estrechas de adoquines donde
están los barcitos, restaurantes y tiendas de todo tipo.
Hemos
tenido mucha suerte ya que no sé por que causa (quizás les caímos
simpáticos) nos han dado una habitación sobre la caldera con un
balcón hermoso donde podemos ver el famoso atardecer de esta isla.
Un abrazo virtual y nos vemos en dos días en Mykonos.