Hay momentos que hay que aclarar la mente para encontrar las respuestas que tanto anhelamos y hay veces que leer alguna reflexión nos ayuda a encontrar la respuesta, quizás en alguna de esta 14 nuevas tarjetas que he hecho en photoshop, esté alguna frase que de claridad a tu alma.
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viernes, 2 de diciembre de 2016
Gotas de sabiduría 33
Hay momentos que hay que aclarar la mente para encontrar las respuestas que tanto anhelamos y hay veces que leer alguna reflexión nos ayuda a encontrar la respuesta, quizás en alguna de esta 14 nuevas tarjetas que he hecho en photoshop, esté alguna frase que de claridad a tu alma.
martes, 8 de noviembre de 2016
Gotas de sabiduría 32
En esta presentación muestro las últimas 15 tarjetas que realicé en photoshop…como siempre las frases que van a leer son sacadas de internet o son pensamientos propios, pero la intención de todas es que, tal vez, nos ayuden a sentirnos mejor con nosotros mismos.
viernes, 14 de octubre de 2016
Gotas de sabiduría 31
Este powerpoint son 14 nuevas postales con reflexiones, pensamientos positivos que ayudan a ver que “a pesar de…”, no todo es tan “negro” y siempre hay una luz si miramos y logramos sentir los acontecimientos de diferente manera.
viernes, 22 de julio de 2016
Gotas de sabiduría 30
Me parece mentira que ya sean 30 las publicaciones de las tarjetas que hago en photoshop y que comencé simplemente para entretenerme y un día se me ocurrió unirlas en un presentación de powerpoint … mi intención desde el principio con estas frases que encuentro en internet o a veces pienso, es dar diferente óptica a las cosas que estoy segura que todos sentimos alguna vez, pero sobre todo reafirmar una y otra vez que está en nosotros, en nuestro interior la llave para ser felices. Espero les guste. Un saludo a todos.
DESCARGAR POWERPOINT
jueves, 16 de junio de 2016
Gotas de sabiduría 29
En este powerpoint
les muestro las últimas doce tarjetas que he hecho en photoshop,
con pensamientos propios y reflexiones sacadas de internet que, quizás, ayuden
a sentirnos mejor..
martes, 31 de mayo de 2016
El tiempo perdido ( Un fragmento de un escrito de Merce Roura)
He perdido tanto tiempo sin amarme… Sin sentirme, sin despojarme de historias desgastadas y miedos infantiles. Sin mudar la piel donde llevaba escrito el fracaso y el ridículo, sin borrar la mueca triste de no haberme atrevido a existir sin excusarme todo…He perdido alma buscando mi alma.
.........................
domingo, 8 de mayo de 2016
♥ Si me ves cansado ♥
Si me ves cansado, fuera del sendero, ya casi sin fuerzas para hacer el camino...
Si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo,
porque ya no sigo..
Ven a recordarme cómo es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío. Muéveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí mismo...
Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro y entre el viento frío volveré a ser fuego desde brasas quietas que alumbren y revivan a mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna del primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado fuera del sendero, sin ver más espacios que el de los abismos.
Trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay a las que no hemos visto...
Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida, y todo nos guía hacia nuestro sitio.
Que un primer paso y que un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante es aquél que cubre nuestro pie extendido...
Si me ves cansado, fuera del sendero, solitario y triste, quebrado y herido, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo.
Y dime se puede e insiste: se puede, hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza, al que de cansancio se quedó dormido.
Y tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme,nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo cuando ambos vamos con el mismo brío...
Si me ves cansado, fuera del sendero, lleva mi mirada hacia tu camino hazme ver las huellas, que allá están marcadas, de un paso tras otro por donde has venido...
Y vendrá contigo una madrugada, la voz insistente para un nuevo inicio.
Que abriré otro rumbo porque sí, he creído, que siempre se puede,se puede, MI AMIGO.
Si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo,
porque ya no sigo..
Ven a recordarme cómo es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafío. Muéveme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí mismo...
Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro y entre el viento frío volveré a ser fuego desde brasas quietas que alumbren y revivan a mi andar peregrino.
Vuelve a susurrarme aquella consigna del primer paso para un principio.
Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.
Si me ves cansado fuera del sendero, sin ver más espacios que el de los abismos.
Trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay a las que no hemos visto...
Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído.
Que somos guerreros de la vida, y todo nos guía hacia nuestro sitio.
Que un primer paso y que un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.
Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña pero queda erguido.
Que el único trecho que da el adelante es aquél que cubre nuestro pie extendido...
Si me ves cansado, fuera del sendero, solitario y triste, quebrado y herido, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo.
Y dime se puede e insiste: se puede, hasta que yo entienda que puedo lo mismo.
Que tu voz despierte, desde tu certeza, al que de cansancio se quedó dormido.
Y tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme,nuevo y decidido.
Que la unión es triunfo cuando ambos vamos con el mismo brío...
Si me ves cansado, fuera del sendero, lleva mi mirada hacia tu camino hazme ver las huellas, que allá están marcadas, de un paso tras otro por donde has venido...
Y vendrá contigo una madrugada, la voz insistente para un nuevo inicio.
Que abriré otro rumbo porque sí, he creído, que siempre se puede,se puede, MI AMIGO.
Vera da Carvalho.
viernes, 1 de abril de 2016
Gotas de sabiduría 28
Esta presentación en powerpoint muestra las 14 nuevas postales que realicé en photoshop con frases y pensamientos que quizás, alguna de ellas, ayuden a mejorar la felicidad y estar más a gusto con uno mismo.
viernes, 4 de marzo de 2016
Seamos nuestra mejor versión…
A veces, nos suceden cosas que no podemos controlar,
pero si que podemos incidir en nuestros pensamientos y nuestra actitud ante
ellas… Podemos decidir que no las merecemos y luchar para cambiarlas cuando sea
posible, actuar como lo que somos, alguien que merece lo mejor, que sueña con
superarse…
Si aceptamos lo que no merecemos, sin ni siquiera rechistar, acabamos mereciéndolo, nos volvemos pequeños y tristes, cuando en realidad, nuestro potencial es infinito.
Soñemos a lo grande, sin límites, vivamos nuestros sueños hasta que nuestros sueños nos transformen.
Si aceptamos lo que no merecemos, sin ni siquiera rechistar, acabamos mereciéndolo, nos volvemos pequeños y tristes, cuando en realidad, nuestro potencial es infinito.
Soñemos a lo grande, sin límites, vivamos nuestros sueños hasta que nuestros sueños nos transformen.
Seamos nuestra mejor versión…
sábado, 27 de febrero de 2016
Gotas de sabiduría 27
En esta presentación de powerpoint les muestro las últimas tarjetas con frases que he hecho, como siempre las frases son sacadas de internet o pensamientos propios y los diseños los he creado en photoshop. Espero que alguna de ellas les haga reflexionar y ser más felices.
martes, 12 de enero de 2016
Suplicando lluvia…
Siempre esperando… Y no es nunca el
momento. Hoy porque es ya tarde. Mañana porque el sol brilla con demasiada
intensidad. De día porque hay mucha gente. De noche porque tienes sueño.
Y en la vida nunca te pasa nada,
porque no haces nada para que te pase.
Caminas en circuito cerrado.
Respiras aire viciado. Comes lo mismo al mismo ritmo, el mismo día de la semana
y mientras pruebas ese sabor conocido piensas lo mismo y llegas las mismas
conclusiones. Te tragas los mismos problemas y te haces las mismas
preguntas para llegar a las mismas respuestas. Notas la misma punzada en el
pecho que te dice que retrasas el reloj de tu vida pero que tú decides
interpretar como “estoy cansada”. Siempre a la misma hora, tras el mismo gesto,
después de mirar las mismas caras y esperar que algo nuevo pase y te salve del
recorrido que te espera, que es el mismo de siempre. Te sientes minúscula,
remota, aislada.
Y sueñas que cae un rayo y que
diluvia y el camino se inunda y tienes que tomar un camino distinto y juegas a
imaginar qué pasa entonces y quién se cruza a tu paso… Esperas que la
naturaleza haga lo que tú no te crees capaz de hacer… Cambiar de recorrido, de
pensamientos, de rostro, de mirada… Romper con una rutina que te atraganta y te
bloquea el alma. Encontrar un rostro nuevo que te diga lo que nunca has
escuchado y que su voz te transporte a un lugar que nunca has conocido para
sentir algo que jamás has sentido.
Y el rayo no cae, el sol dibuja sus
sombras por el camino de siempre y sueñas lo mismo, sueñas que sueñas y que te
atreves, que das la vuelta y todo cambia. Que pasa algo inesperado, que te
cruzas con tu destino y te pone buena cara. Que cuando pasa a tu lado, te roza
la blusa y te sonríe, mientras esbozas tu cara de sorpresa y te sientes
especial e inmensa. De una inmensidad encapsulada porque todo es ficticio y
nada de eso pasa, nada se nota ni te cala el vestido de siempre. Sueñas que puedes. Que rompes. Que
rasgas. Que puedes arañar un poco esa capa de monotonía que cubre tu entorno y
circunda tu vida un metro y medio y hace que nunca pase nada, nada de eso que
quieres que pase… Eso que ni siquiera te atreves a nombrar porque no quieres
admitir… Porque si entonces no podrías soportar que no tocarlo, no verlo, no
olerlo… Sueñas que tienes agallas, que tienes ganas, que te sueltas y
caes rondando sin importar a dónde…
Sueñas que bailas. Sueñas que tu
rostro se inunda de carcajadas. Sueñas que arrasas. Que dices lo que piensas y
siempre callas… Sueñas que ya nunca más te quedarás quieta esperando que pase
lo que deseas.
Aunque sigues andando por tu calle
de siempre devorando los minutos y sigue sin pasar nada, porque tú no haces eso
que deseas, no te mueves. Porque llevas años, siglos sin moverte más de lo
puramente necesario para compensar la gravedad y el asco. Y el rayo no cae, no
llega la tormenta, no te lleva la corriente y sigues estancada.
Siempre esperando algo que nunca
llega y nunca cambia nada. El camino se hace estrecho y tu cabeza da vueltas a
las mismas ideas con las mismas palabras. Posas tus ojos en las mismas flores,
reposas tus pies en las mismas baldosas donde las mismas bailarinas
burlonas de siempre dibujan extrañas figuras y se ríen en tu cara…
Asqueada de tanta cordura, de tanta
moderación y cautela… Harta de una sensatez sin substancia, sin sabor, sin
placer ni alma.
Eternamente cansada de estar
cansada.
Eternamente triste de estar triste.
Eternamente rota por estar siempre rota.
Eternamente prudente y casi desquiciada.
Eternamente decepcionada. Con la vida y contigo misma por no
hacer nada, por no cambiar en nada. Por ser incapaz de llevar la contraria y
pedir. Por no dejar de ceder. Por no amar como mereces. Por no negarte a
llevar la carga… Por no cerrar esa puerta que hace tiempo que debiste dejar de
cruzar. Por no decir no, por estar en silencio sin levantar la voz ni ser capaz
de reclamar el pedazo de alegría que te corresponde.
Eternamente frustrada por no saber equivocarte, por no
atreverte a saltar y no tener el valor de quedarte a la segunda parte de
nada, por no tener valor de tomar el atajo o surcar el lado
desconocido de tu vida insulsa.
Eternamente condenada a no cambiar, a no brillar, a no
destacar, a no sorprender, a no ser origen ni destino de nada, a no crear
ni modificar, a no escandalizar… Escondida, recóndita, enclaustrada en tu
propia cabeza y en tu mínima capacidad por quebrantar las normas que te atan.
Eternamente asqueada porque el rayo no cae y no hay excusa
que te salve de la amargura acumulada… Y te sientes incapaz de
fabricarla. Suplicando que llueva… Y que la lluvia te cubra y arrastre a dónde
deseas ir. Anhelando que el diluvio te lleve donde tu cobardía y tu escasa
osadía no te dejan…
Merce Roura
jueves, 7 de enero de 2016
Gotas de sabiduría 26
Esta presentación de powerpoint,trae 12 diapositivas realizadas por mi en photoshop con pensamientos propios y otros que he encontrado en internet…todos tienen un mensaje positivo que tal vez ayuden a ver la realidad de cada uno, de una manera diferente. Un saludo a todos y que este año que comienza sea lleno de felicidad.
martes, 1 de diciembre de 2015
Ella cuenta historias
Ella cuenta historias. Algunas son tristes, otras
desesperadas. Siempre llevan prendido un poco de esperanza, aunque sea líquida,
aunque sea incómoda, aunque para encontrarla tengas primero que darte cuenta de
que llevas siglos en el tramo equivocado de un camino por el que no avanzas… A
veces, sólo la ven los que la buscan, otras, sólo los que la encuentran y no
sabían que la buscaban.
Ha pasado muchos años ignorando que la querían. Ha
pasado muchos años suplicando que la quisieran los que la ignoraban.
Ha pasado demasiados años sin quererse lo suficiente
como para construir sus alas… Y ahora va con prisas y acelerada.
Escribe porque las palabras le apaciguan las punzadas
que siente en el pecho cuando el mundo da la vuelta y ella se cae, a pesar de
agarrarse con fuerza. Escribe porque las palabras calman la angustia… Porque
cuando su alma está cansada, las palabras la arrastran y empujan al punto de
partida para volver a empezar de nuevo…
Sus historias son el resultado de cada paso que tuvo que
dar para poder soportar mil noches sin tregua, de pensamientos cargados de
nostalgia, de viento huracanado y de sapos que parecían esconder príncipes pero
no escondían nada…
Ella ha aprendido a transformar su dolor en sueño, en
una casi belleza desatada y bárbara… En algo asequible para que el mundo se
de cuenta de que hay camino por recorrer y de que apenas está al
principio. Para que sepa que hay mucho por hacer y que el camino que nos espera
es el que nosotros decidamos dibujar.
No sabe nada. No lo sabe hasta que no deja fluir las
palabras y les da forma.
Amasa vientos y encierra tempestades en palabras, en
frases que se repite cuando tiene frío o está demasiado cansada para esbozar
nuevos caminos. Hay noches en que se siente como una araña minúscula intentando
recorrer la gran muralla china…
Hay días en que se mete el mundo en el bolsillo y juega
con él mientras toma café mirando el manto verde de su montaña.
Cuando está contenta, dibuja lugares que casi no existen
y cuentos donde las marionetas bailan sin que nadie mueva sus hilos. Sus
personajes son siempre libres, aunque a veces, no lo saben.
Cuando está sola, vive de sueños y si se esfuerza mucho
casi los toca. Cuando se aburre, enciende el faro y ve acercarse los barcos a
su vera…
A veces es tan arisca que ella misma se araña. A veces,
se siente tan diminuta que se cuela por las rendijas de las puertas y las
ventanas.
Cuando está emocionada sus lágrimas pesadas y densas
arrastran el pedazo de mundo en el que habita. Cuando ríe, un amarillo intenso
pinta el cielo y estalla en sus ojos de fiera encerrada.
Ella cuenta cuentos de princesas guerreras y caperucitas
malvadas… De lobos que se arrodillan, de brujas hermosas y de bestias cansadas
de ser bestias…
A veces, no puede moverse, porque su cuerpo no le
pertenece y está demasiado cansada para no recordar dónde empiezan sus
dolores y dónde acaban sus ganas eternas de negarlos… No quiere que sus
estigmas la persigan, no tolera que su equipaje le recorte la esperanza…
Hay tanta vida en sus pupilas como fuego en sus
palabras. Hay tanto sueño en su vida como nieve en su recuerdo y astillas en su
alma guerrera.
Ella camina. Quiere llegar pero, sobre todo, quiere
sentir. Quiere compartir y notar… Quiere dejar de pensar, un rato. Quiere dejar
de esperar y de estar alerta… Quiere soltarse y bailar… Que su cuerpo rígido,
sea flexible y mágico.
Ella cuenta historias. Se evade del mundo para contar
cómo es el mundo. Se aleja para sentirse cerca. Se escapa para regresar con
ganas… Se va para volver sin miedo.
Tantas veces ha quedado hecha trizas que ha cambiado de
forma, aunque no de esencia. Tantas veces ha estado rota que atesora con
orgullo sus grietas para recordar que supo remendarse.
Lo que no existe, lo inventa…
Lo que no soporta que no exista, lo imagina y lo atrapa.
Cuando ama, un atardecer malva rasga un cielo azul y
todas las palomas salen volando buscando un tejado seguro.
Cuando se siente libre, vuela sin apenas levantar la
vista.
Cuando se ilusiona, no se nota nada especial porque ella
siempre está ilusionada.
Ella cuenta historias tristes, a veces, pero siempre
tienen prendido un pedazo de esperanza…
Merce Roura
jueves, 12 de noviembre de 2015
Gotas de sabiduría 25
Cada diapositiva que realizo en photoshop, trae pensamientos
ajenos y propios que nos invitan a reflexionar sobre la vida …quizás alguna de
ellas ayude a ver las circunstancias de la vida de una forma diferente.
Espero
les guste
!
lunes, 9 de noviembre de 2015
A veces... vuelo
Sucede durante pocos segundos. Es casi una sensación,
una sacudida que me acaricia y me hace sentir que puedo con todo.
Me pasa cuando estoy harta y decido que ya no acumulo
más rabia y vacío la mochila de horrores y chismes perversos.
Cuando estoy en el tren, mirando por la ventana, y el
mar salpica las rocas y me doy cuenta de que hay mucha belleza que no abarcan
mis sentidos. Y al volver la vista, mis ojos chocan con los de una niña que ríe
y lleva zapatos rojos.
Vuelo cuando pido perdón por uno de mis millones de
errores y al otro lado encuentro comprensión y caricias. Cuando me doy cuenta
del poder que tienen las palabras y del que tenemos todos al usarlas sin
saberlo.
Me pasa cuando escribo. Cuando cuento historias raras y
alguien las lee y me dice que se ha emocionado o me da las gracias cuando soy
yo quién debería pasar una eternidad agradecida por el gesto.
A veces vuelo cuando miro atrás y recuerdo que pude y
que insistí a pesar de que hubo momentos en que tenía una necesidad inmensa de
tirar la toalla. Me veo fantástica y me da esperanzas para creer que todos,
cuando queremos, somos maravillosos.
A veces vuelo mientras lloro porque puedo transformar el
dolor en magia.
Vuelo si amo y, como amo mucho, vuelo sin parar. Vuelo
durante los abrazos de más de seis segundos y con cualquier tipo de beso
deseado y buscado. A penas levanto un milímetro del suelo, tal vez ni siquiera
eso, pero noto como mis pies flotan y el aire se llena de oxígeno y una euforia
densa me cubre el pecho.
Vuelo y, cuando vuelo, el corazón se me acelera y el
pulso escribe notas en mi cabeza para que cante sin abrir la boca y baile sin
moverme apenas…
Cuando camino un rato, puedo volar. La soledad me invade
y todo a mi alrededor se vuelve lento y mientras yo doy un paso el mundo está
quieto y puedo metérmelo en el bolsillo
.
Vuelo si sueño despierta y el deseo de tocar ese sueño
es tan intenso que las lágrimas de ilusión por imaginarlo inundan mi rostro
cansado pero acelerado de tanto inventar…
Vuelo si pongo paz y si cierro heridas. Vuelo si alguien
a mi lado puede volar o es capaz de creer que yo pueda.
Vuelo cuando la bestia me mira y sé que me quiere, a
pesar de ser tan feroz que todo el mundo crea que va a devorarme las manos con
las que la acaricio.
Vuelo si puedo imaginar que vuelo.
Vuelo si me quiero tanto que me perdono las erratas y
dejo de culparme por no haber existido en una perfección imposible.
Puedo volar si puedo sentir. Si consigo mirar al abismo
y pensar que voy a esquivarlo a golpe de conciencia. Si me noto tan elástica
que doy la vuelta y me adapto al marco de la foto que me hago cada día.
Si me respeto a mi misma tanto que soy capaz de no
reprocharme, ni medirme, ni recortarme. Si soy capaz de mirarme con ojos
bondadosos.
Si me quiero y encuentro hermosa, vuelo… Si a pesar de
estar muy cansada, pretendo insistir… Vuelo.
Si camino por un pasillo lleno de caras agrias y no me
importa… Vuelo.
Vuelo cuando me lo juego todo, tanto si me equivoco como
si acierto, porque lo que cuenta es la intención y el gesto…
Vuelo si estás a mi lado y me abrazas.
Vuelo cuando tengo tanto miedo que levanto la cabeza y
sigo adelante para no darme cuenta de que lo tengo y no quedarme paralizada.
Cuando admito que tengo miedo y soy capaz de decirlo en voz alta.
Vuelo cuando no oculto de mi esencia y me atrevo a
mostrarla. Cuando mi imprudencia supera mis complejos, cuando me arriesgo a
perder y pierdo y me miro a la cara.
Vuelo cuando no me avergüenza admitir que vuelo y hablo
cuando muchos desearían que me quedara callada.
Vuelo, pero vuelo poco y vuelo corto aún, porque a
menudo me preocupa demasiado perder el control y me ocupo demasiado en
demostrar al mundo que valgo la pena… Y esa lucha por defenderme de un mundo,
que en el fondo no me ataca como yo creo, me quita energía y me resta magia.
Vuelo bajo porque mientras vuelo no siempre me suelto ni
confío en mi misma como merezco… Porque la cabeza se me llena de pensamientos
funestos y se adueñan de mi ánimo.
A veces, vuelo. Es sólo un instante, y a menos de un
milímetro del suelo, pero es tan grande esa sensación que casi me noto las
alas.
Merce Roura
viernes, 23 de octubre de 2015
Cosas que aprendí en la cuerda floja
Que
prestamos poca atención a nuestras emociones
Cuando, en realidad, somos un amasijo de ellas. Lo que
sentimos nos guía y remueve. Nos dice si vamos bien o mal, nos dibuja el camino
como si fuéramos niños y nos desplazáramos por la vida a base de “frío, frío,
caliente, caliente”. Nuestras emociones son la brújula para saber si lo que
hacemos nos hace grandes o nos hace pequeños. Si nos lleva la pasión y el
entusiasmo o nos vendemos a la rutina y el hastío… Si somos extraordinarios o
decidimos ser corrientes y vivir con poco riesgo y mucho control sobre nuestra
vida. Si nos soltamos o nos amarramos, si amamos o buscamos sucedáneos…
Que
no hay fórmulas magistrales ni pócimas mágicas
A menudo necesitamos aferrarnos a indicaciones que nos dan
otras personas. Frases que nos motiven, palabras que despiertan en ellos un subidón de adrenalina que les ayuda a subir
sus montañas particulares y que esperamos que nos lleven a la cima a nosotros
sin pasar por todos la peldaños de la escalera que ellos ya han subido.
Preguntamos a otros para saber qué debemos hacer para poder salir del callejón
oscuro en que nos encontramos, pero sólo pueden ayudarnos a hacernos más
preguntas porque cada uno tiene sus respuestas. Los mantras que nos repetimos
para poder seguir son individuales e intransferibles. Están diseñados con el
ADN de lo que soñamos y deseamos, con nuestros miedos y nuestros triunfos…
Como la canción que nos hacía dormir cuando éramos niños o la caja de
secretos que teníamos escondida bajo la cama.
Que
ya tenemos las respuestas que buscamos
Las llevamos dentro. Las sabemos siempre de antemano, pero a
veces no queremos verlas o no podemos porque nos falta perspectiva. Porque
ponemos el foco en el lado equivocado y hay una parte que nos queda oscura y no
visualizamos. A menudo, incluso somos conscientes de que no lo vemos todo, pero
no sabemos cómo cambiar esa perspectiva. Damos vueltas en un rincón, en una
esquina reducida de una gran extensión de terreno que está ante nosotros y casi
no nos atrevemos a explorar. Como si nos pasáramos la vida subiendo y bajando
el mismo escalón y quisiéramos llegar al cielo o nuestra vida se limitara al
metro cuadrado que nos rodea.
Que
a veces nos hace falta que alguien nos ayude a ver lo que pasa desde fuera
Que alguien nos ayude a saber qué evitamos y nos dibuje con
ojos realistas pero amables. Que nos haga una composición del paisaje que
tenemos ante nosotros y nos diga esas obviedades que no queremos o no podemos
oír y que son tan necesarias… Porque a veces estamos ante el mar y sólo vemos
la arena y cada vez que miramos al cielo encontramos una nube que nos tapa la
luz que necesitamos… Aunque ahí está, siempre.
Que
lo importante no son las respuestas, sino las preguntas
A veces creemos que sabemos mucho porque hemos madurado.
Porque a base de tanto tropezar, hemos encontrado muchos trucos para sobrevivir
y levantarnos. Porque cada día nos conocemos más a nosotros mismos y eso nos
permite gestionar mejor nuestras emociones y no traicionarnos… Aunque a menudo,
no nos damos cuenta de que no nos hacemos las preguntas adecuadas para pasar al
siguiente nivel evolutivo de nuestra vida. Que las eludimos o las pasamos por
alto, que debemos replanteárnoslo todo desde el principio porque tal vez
nuestros credos están equivocados o ya no nos sirven porque hemos cambiado y no
nos representan. A veces, pensamos que estamos en la casilla de salida y en
realidad llevamos tiempo en la cárcel y debemos empezar a jugar y apostar por
nosotros. ¿Cuál es la ruta? tus valores, tu forma de existir, tus líneas rojas,
aquello que quieres ser y lo que no… Lo que nunca dejarías de lado y lo que no
te importa perder. La imagen de ti que tienes cuando das rienda suelta a tus
pensamientos e imaginas un futuro mejor…
Que
el miedo nos cierra los ojos y nos fabrica excusas
Nos maneja y achica, nos hace pequeños y nos paraliza como
estatuas donde las palomas hacen algo más que anidar… Todo lo dicho antes no
sirve de nada si no estamos dispuestos a pasar frío y saltar. Porque a veces lo
que nos conviene es incómodo y nuestro sueño está al final de una pasarela que
se tambalea y se agita con el viento, que tiene cien años y al sujetarse en
ella, te araña las manos… Que por el camino hay muchas dificultades pero que
son nuestras, escogidas por nosotros y conllevan la esperanza de llegar a la
meta… Y que lo que buscamos está fuera de nuestro circuito habitual, pasando
por la cuerda floja.
Que
al llegar a la meta, todo vuelve a empezar…
Merce Roura
miércoles, 14 de octubre de 2015
Vivir sin paraguas…
Sabes que has madurado porque te importa más lo que
sientes que lo que piensas. Porque has aprendido que en realidad son “los
medios los que justifican el fin” y que “lo bueno si es breve es un fastidio”.
Porque llevas siempre la sonrisa puesta por si acaso y de quién más te ríes es
de ti mismo…
Te has hecho mayor porque cuando caminas estás tan
pendiente de lo que ves que a veces olvidas a dónde vas pero siempre llegas.
Porque persigues lo que quieres con ganas, pero nunca permites que el esfuerzo
te borre el entusiasmo. Porque para ti es tan importante disfrutar como
conseguir tu sueño.
Sabes que has crecido como persona porque ya no te
peleas ni empiezas batallas para demostrar quién eres, ni lo que vales. Porque
no necesitas que te entiendan y no te importa lo que piensen de ti.
Porque te aceptas y te quieres tal y como eres. Porque
madurar es aprender a quererte y respetar tu esencia. Porque lloras más pero es
de emoción y alegría.
Has cambiado porque dices mucho más que “no” que antes y
ya no besas sapos esperando encontrar príncipes… Porque ya no buscas príncipes
sino parejas de baile… Has cambiado porque ahora encuentras belleza en todas
partes y no alcanzas a comprender cómo no te diste cuenta antes de lo hermoso
que eras.
Has madurado porque ya no necesitas ganar para sentir
que mereció la pena la carrera. Porque encuentras oportunidades a puñados cada
día en los lugares más comunes y sabes que puede haber magia en todos los
rincones.
Has crecido porque ya no esperas que te llegue la
inspiración, la fabricas. Porque te has dado cuenta de que prefieres los
zapatos gastados a los zapatos nuevos, porque cuando quieres algo lo pides y no
estás sujeto a un pasado que te golpea y limita.
Porque madurar es entrar por la ventana y nunca cerrar
la puerta…
Eres mayor porque luchas por conseguir lo que sueñas
pero valoras lo que tienes. Porque cada día te gusta más jugar y arriesgar y
estás dispuesto a superarte. Porque cada vez que caes, no buscas la salida para
huir sino que prefieres quedarte y dar la cara… Porque valoras los fracasos
tanto como los triunfos y sabes que si no caminas por la cuerda floja nunca
aprenderás a tener equilibrio. Porque has descubierto que todo lo que realmente
importa se consigue dando pasos en falso y corriendo el riesgo de fallar.
Porque para ser, no necesitas aparentar. Porque para
llegar no necesitas pisar a otros. Porque no temes mostrarte y no te importa
que las miradas de otros no te aprueben.
Has cambiado y ya no quieres gustarle a todo el mundo,
ya no lo necesitas… Y te das cuenta de que cada vez estás más dispuesto a hacer
el ridículo por lo que crees o quieres.
Porque madurar es a veces quedar en evidencia y decir en
voz alta lo que muchos sólo se atreven a susurrar.
Sabes que has cambiado porque el deseo supera el miedo y
todo lo que ahora te parece coherente antes pensabas que era una locura. Porque
no tienes que esperar a que suene la música para dejarte llevar y a pesar de tu
impaciencia has aprendido a esperar lo bueno.
Porque madurar es vaciar el equipaje y arriesgarse a
seguir el camino sin paraguas. Madurar es aprender a vivir sin paraguas…
Madurar es quitarse el abrigo y salir de la cueva,
tocarlo todo aunque tenga espinas, ensuciarse y salir a la calle para que te
toque el sol y la lluvia te inunde los sentidos. Madurar es arriesgarse con la
partida perdida de antemano y ponerse en primera fila… Madurar es mostrar lo
que eres sin temor a brillar ni destacar, llevar la contraria y aguantar la
embestida, si hace falta, para no vivir una vida que no te llena.
Porque cuánto más creces más niño eres y más historias
fantásticas imaginas…Sabes que ya eres esa persona que deseas ser porque cada
día tienes miedos nuevos y desconocidos pero consigues que ninguno de ellos te
paralice… Porque has abandonado la concha y aunque hace frío, no te planteas
volver a esconderte.
Has dado el gran vuelco porque sabes que pase lo que
pase, tendrás fuerza para superarlo aunque ahora no sepas cómo. Porque tus
amigos son personas extraordinarias y sencillas y escoges a tus compañeros de
viaje por las risas… Ya no esperas demasiado, pero sueñas mucho… Y la mayor
parte de tus sueños no son nada que se pueda tocar o meter en una caja.
Porque madurar es sentirse cada día más joven y más
libre, más ligero, menos sujeto a la gravedad…
Sabes que has cambiado porque has dejado de pensar
demasiado y dejas que tu cuerpo se estremezca con nuevas sensaciones… Porque te
lo replanteas todo, incluso aquello que pensabas que era inmutable y se había
convertido en credo. Porque te apasionas por todo, sea grande o pequeño…
Te has hecho mayor y más sabio porque has aprendido a
dominar tus silencios y escoger tus palabras…
Eres grande porque te das cuenta de que las únicas
cadenas que te pueden atar son las que te pones tú mismo. Porque nada te ciñe a
ningún destino, ni siquiera tus prejuicios ni tus temores más profundos…
Has madurado porque amar te hace tan feliz como ser
amado…
Merce Roura
lunes, 28 de septiembre de 2015
Vivir 2 veces
Desde hace un tiempo, me lo
cuestiono todo. Desde lo mínimo a lo máximo.
Reviso mis creencias, mis ideas, mis
enfoques… Lo hago por si son caducos. Por si ya no son míos o están agotados. Por si pertenecen a un
yo que ya no existe o ha cambiado. Los pongo a prueba por si ya no me son válidos o si, sin saberlo, me coartan,
me enjaulan o me hacen daño. Me cuestiono más lo que sé porque me lo dijeron un día hace mil años, que lo que creo saber porque lo
intuyo. Me cuestiono más lo que me dicen que lo que veo hacer y comparto… Todo aquello que daba por hecho
porque desde el principio de mis tiempos fue así y no veía otras opciones. Lo que más dogma es para mí y menos fisuras parece tener, aún lo pongo más a prueba. Como si me construyera un nuevo
mapa. Sin renegar de nada ni de nadie, sin cambiar de camisa, tan sólo observando la realidad, la mía claro, desde un prisma distinto y
menos cansado y reducido. No es una pugna entre lo nuevo y lo viejo… Es una mirada con ojos ilusos y sin
prejuicios. Una conversación entre aquel yo pequeño que fue, un poco crédulo y miedoso, y el que ha crecido
y ha ido quitándose capas de piel y estigmas. Un test para saber qué es lo que aún me creo y lo que debo revisar… No los valores, claro, algunas
esencias que tal vez tienen más perfume que cuerpo más color que substancia… He pensado que, al final, lo que
pese más en mí porque tenga solera, seguro que permanece… Lo que me define, lo que me hace
seguir y buscar alternativas, se quedará conmigo.
Pocas cosas se salvan en mi vida de
pasar por este nuevo tamiz. Quizá sólo mis amores, que por más que no pasaran la prueba serían perdonados de forma automática. Al fin y al cabo, hay un montón de convenciones sociales que se
inventaron en una época en la que nadie sabía lo que era el ordenador y la vida
se guiaba por la evolución de las cosechas, que el paso del tiempo ha revisado y
olvidado.
No es malo volver a las raíces y en algunos momentos mirar el
cielo para saber si va a llover. Sobre todo, porque hemos perdido esa ciencia
de mirarnos a los ojos e intuir qué sentimos y lo que nos duele. Sin
embargo, a menudo, nos afanamos por ceder y cumplir
ante una sociedad a la que le han caducado algunos de los principios.
Y un día, te levantas y les dices a los
tuyos… “Quiero cambiar de vida. Voy a arriesgarme…” y esas personas a las que conoces, muchas de ellas
con carreras universitarias y algunos máster en cosas que suenan muy bien en
inglés, te sacan del baúl de los recuerdos una retahíla de plagas bíblicas para que no cometas el error
de salir de tu cáscara de huevo.
Les cuentas que hay riesgo, pero que
lo has calculado. Que nada en la vida es al fin y al cabo estable ni eterno y
que esas dos palabras ha llegado un momento que te suenan tan rutinarias y
faltas de emoción que no puedes soportarlas. Que estás cambiando y tu forma de ver la
vida ha evolucionado, que necesitas materializar ese cambio que hay en ti para
que lo que te rodea esté acorde a ese nuevo yo. Que sueñas con hacer muchas cosas y deseas
intentar cumplirlas. Que tienes miedo, pero que la ilusión lo supera en mucho…
No quieres esperar más para ser feliz. Tu momento es
ahora. Les hablas con los ojos henchidos en un brillo especial, con un
entusiasmo feroz y casi infantil y ellos te miran con cara de pánico. Esperan que tu locura cese y
vuelvas a ser tú… “Es que éste ya no soy yo-dices-me he ido
apagando y necesito probarme, asumir retos y subir un escalón en mi propia evolución”.
Entonces te das cuenta de que tienen
tanto miedo como tú… A descubrir que sus vidas son insulsas. A asumir que, en realidad, ellos también hace tiempo que no son ellos
mismos. A darse cuenta de que tal vez tu locura sea contagiosa y, si te sale
bien, ellos sientan que deberían hacer algo que no hacen y la
conciencia les llame a la puerta cada día de esas vidas rematadamente
aburridas que tienen…
Por eso, se sacan de la chistera
todos los refranes que conocen… Te dicen que “más vale malo conocido, que bueno por
conocer” y ¡no es cierto! No siempre, tal vez lo que venga sea
maravilloso… Quién se inventó ese refrán tenía mucho miedo y modorra… La pereza se le comía las ganas… ¿Y si lo que puede suceder es algo
grande?
Insiste en que “más vale prevenir que curar”, seguro, aunque no se puede
prevenir todo porque a veces es necesario perder en control un poco y ser
sorprendido por la vida y las circunstancias… Si no dejamos margen, no habrá magia.
Te recuerdan que “lo bueno, si es breve, es dos veces
bueno” y a mí me parece una barbaridad inventada por alguien que tenía terror a la felicidad y vivía siempre con los guantes puestos
para no ensuciarse… Porque no quiero quedarme con las ganas, ni pasarme la vida
pensando qué podría haber pasado. La brevedad no significa siempre intensidad…
Lo que me recuerda que siempre he
pensado que el hábito sí que hace al monje . No es lo único, no somos sólo apariencia, cuenta lo que hay
dentro, pero yo siempre he creído que forma y fondo deben ser uno y
que lo que nos cambia por fuera influye y nuestro interior y al revés… Siéntete grande y crecerás. Cuando nombras lo que sueñas, el sueño está más cerca de hacerse realidad… Si te pones el traje de héroe y actúas cómo si lo fueras… ¿No lo eres ya un poco? Alguien me
dijo un día que debes actuar ya cómo lo harías si ya fueses lo que quieres
llegar a ser… Como sonreír sin ganas para mejorar el estado
de ánimo o estar en la estación por si pasa el tren… El hábito hace al monje, porque viste como un monje y se
siente así. Si te sientes cambiado, si tienes ganas de completar ese
cambio, lo que te rodea, en la medida de lo que puedas, tiene que reflejar ese
cambio.
Y por, cierto, cuando madrugas,
amanece más temprano… Al menos para ti, porque el tiempo
te cunde y puedes hacer muchas cosas más… ¿Importa que el resto del mundo
duerma y debas esperar para que ciertos lugares abran puertas? Todo tiene su
tiempo y hay cosas por las que esperar y otras que puedes adelantar…
Te dicen que hay que conformarse, que en el
momento actual, los riesgos se pagan carísimos. Que tienes que controlar lo
que haces porque “tanto va el cántaro a la fuente que al final se
rompe…” Y yo pienso… A veces se rompe en casa de desuso,
roñoso y lleno de polvo. ¿Dónde queda la pasión en un mundo que no arriesga para
no perder? ¿dónde queda la emoción si todo está calculado? ¿Una vida sin la satisfacción de hacer lo que te llena y te hace
sentir útil no es también un gran riesgo de infelicidad?
Te dicen que te equivocas, pero ¿qué seríamos sin errores? Hay tantos grandes
momentos en la vida que llegan después de cometer errores enormes, después de fastidiarla hasta el fondo y
hacer un gran ridículo, que en realidad no es tal, y que nos lleva a saber más de nosotros mismos.
A veces, sin saberlo, estamos
enjaulados. Somos nosotros mismos quiénes entramos en la jaula por nuestra propia voluntad y nos exigimos
seguir unas directrices que nos atan y mutilan mentalmente. Lo hacemos sin
recapacitar, sin tener en cuenta lo que deseamos y soñamos, sin darnos tregua. Obedecemos a unas
normas que ni siquiera nos hemos planteado si son o no válidas y si nos hacen mejores. Nos
sujetamos a una amargura que nos lacera por dentro y luego corremos a buscar
alguna pastilla que nos sirva para paliar los efectos de estar encerrados en
una vida que no es nuestra… Porque nos creemos incapaces de
soportarla… Suplicamos llenar un vacío que nosotros mismos alimentamos
por temor a dar un paso y fallar, por miedo a dar la nota o mostrar nuestras
diferencias. Y la mitad de esas normas que nos aferran a lo que no nos hace
felices son condicionamientos mentales que no hemos revisado, pero que tenemos
asumidos desde que éramos niños como dogmas.
No podremos cumplir con los tópicos, ni con lo que los demás esperan de nosotros… Ni siquiera con los refranes porque
tal vez muchos de ellos no nos definen ni nos sirven. No podemos vivir según unas normas que no creemos.
Tenemos que revisarlas y decidir cuáles responden a nuestra forma de ver
la vida. Tenemos que inventar los nuestros
propios y descubrir qué nos ayuda, motiva y funciona. Tenemos que reescribir
nuestro guión.
Yo ya he empezado… “Quién sueña, vive dos veces…”
Merce Roura
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