La zona estaba ya habitada en el Paleolítico, momento en el que se establecieron los primeros asentamientos en las grutas de la montaña. El ecosistema humano, perfectamente integrado en el ambiente natural circunstante, se ha perpetuado a lo largo de los siglos adaptándose a los distintos períodos históricos: desde las primeras viviendas subterráneas, hasta las sofisticadas estructuras urbanas sucesivas, construidas con material proveniente de las excavaciones.
Entre las zonas más antiguas e importantes destaca el barrio Civita, con su catedral románica, es una fortaleza natural situada en el corazón de la ciudad antigua y constituye, junto con las dos hondonadas del Sasso Barisano y de Sasso Caveoso, la parte más fascinante de la “ciudad de piedra”.
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