Nacido en Aschaffenburg en 1880, Ernst Ludwig Kirchner pasó su infancia viajando de ciudad en
cuidad junto con su familia, buscando un empleo para su padre, hasta que en
1901 se traslada a la ciudad de Dresde, donde comienza sus estudios de
arquitectura, que, al igual que para el resto de sus compañeros de El Puente,
serán determinantes en su futura obra. Dos años después de iniciar sus estudios
en Dresde se traslada a Munich, donde comienza realmente su inmersión en el
mundo artístico y los primeros contactos con otros artistas. A partir de este
momento asistirá a distintas escuelas en las que aprenderá técnicas,
aplicándolas con posterioridad a las obras que pinta en los paisajes y
escenarios que visita, convirtiéndose en un despierto viajero.
A partir de 1911 Kirchner se establece en Berlín,
escenario que utilizó para sus obras, de donde extrajo la esencia del urbanismo
tanto en su aspecto más positivo como en el negativo, chocando la tensión de
los edificios y la industria con la energía propia de cualquier gran ciudad.
Fue en ese mismo lugar donde vivió la I Guerra Mundial,
conflicto que le marcó de por vida y que le llevó, tal vez movido por el dolor
y la angustia de tanto sufrimiento, al suicidio en el año 1938, después de
haber pasado por un centro de salud mental y haberse trasladado a Davos,
excepcional ciudad alpina, con el fin de alejarse de todo sufrimiento,
descansar y mejorarse.
Sus pinturas reflejan su fragilidad mental,
caracterizadas por una gran agresividad, perceptible por los ojos humanos en
las formas, las pinceladas y las combinaciones cromáticas. Los sentimientos
negativos inundan cada una de sus obras, describiendo interiores estrechos y
agobiantes que muestran, entre otras sensaciones, la soledad del ser humano .VER ALBUM
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