La ciudad de Khajuraho conoció su máximo esplendor entre los años 950 y 1050, época de la dinastía Chandella en la que existían 85 grandes templos, de los que únicamente se conservan hoy los restos de 22. Los templos, que pertenecen a dos religiones diferentes, fueron construidos siguiendo un mismo esquema. Sobre un basamento elevado se levantaba el cuerpo principal del edificio o janha, ricamente decorado y recubierto por diversos paneles esculpidos. El templo se remataba con las sikharas o torres fasciculares de aristas curvilíneas, emplazándose la más alta sobre el santuario del dios. Estas torres simbolizaban el monte Kailasha, la montaña cósmica.
Esta pequeña localidad de la India se destaca por poseer numerosos templos hindúes, famosos en el mundo entero por sus fascinantes esculturas. Las más llamativas son las que presentan motivos eróticos; se cree que estas imágenes fueron creadas en homenaje a los dioses Shiva y Parvati, aunque otra versión indica que las esculturas se erigieron para enseñarles el Kamasutra a los jóvenes. Algunas esculturas muestran imágenes florales, de animales, dibujos geométricos y actividades cotidianas, como el baile y la vida en la corte.
La historia cuenta que se creía que las esculturas eróticas servían para ahuyentar a los malos espíritus
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